martes, 2 de febrero de 2010

Yours is the only ocean That i wanna hang on...

Era un imaginario dá -un día erroneo, me confundí. Así que dejémoslo así - de...de qué? de verano. No! de invierno.Ahora sí. Era un imaginario dá de invierno cuando me dirigí a ese lugar que me propuso visitar mi mente ( sí, tiene buenos lugares para acudir cuando ya no sabe por donde mas vagar). Era un lugar oscuro con una mesa de té sin mantel pero con individuales para cada accesorio; dos sillas tapizadas de un color crema y patas de madera que terminaban en una curva contra un suelo sin ninguna clase de parqué o baldosa que lo cubra, sólo cemento. Daba la impresión de que hiciese más frío por ese suelo...podía sentir las piedritas y cristalcitos que barren en su superficie...mugre...olor a humedad, símbolos de edificios perdidos, ese parecía un sector de uno de ellos.
La cuestión, es que la muerte me había invitado a tomar el té. Ah sisi era delgada y con su capa negra, como es de aparecer ella. Le sienta bien, le da un toque clásico pero chic, al ser blanco y negro...Cuando me senté frente a ella me dio mucho calor. Claro me excitaba la muerte. Déjense de tonterías...me empezó a subir una repentina fiebre, por eso me sentía acalorada, sudaba, me sentía enferma a punto de vomitar...apenas oía lo que decía pero ella parecía ver un hecho normal.
-Lo siento, siempre pasan estas cosas cuando me junto con seres mortales y poco resistentes a mi presencia. Es difícil mantener una charla sin que nadie se desmalle jaja...
-Esta bien, necesitaba algo de calor con todo ese frío allá afuera...me gustan tus servilletas, el bordado es muy delicado y las curvas junto a estas pequeñas flores es como si se agrup... emh jajaja lo estoy haciendo de nuevo, no?
No puedo evitar mirar como se componen las cosas, me encanta ver esas idioteces.
-jajajaja no te hagas mayores problemas...mejor que las alagues puesto que son las únicas cosas que pueden ser detalladas como tú lo haces.
¿Por qué acudes a mi? Siempre te escucho balbucear pero son puras habladurías, me sorprendería que me hagas una visita formal.
-Ouh, golpe bajo. Sabes eso es un completo acto de valentía y bien conoces que yo no tengo agallas, aunque insisto en que tu mundo me llama la atención...además así podría ver a cuantos les impor...
-El típico pensamiento pesimista - me interrumpió-...eso es lo que me agrada de tí, eres de los pocos que lo reconoce dentro de su bipolaridad. Tengo un certificado médico que lo afirma, ¿estarías feliz si te lo doy?
-Sí
-Pues no lo haré ¿Te sirvo té?
-Aquí por favor.




.-




Desde lejos se vislumbraba un reloj de arena vacío con bordes dorados. La jarra, de una cerámica ya gastada, no servía té, sino una repugnancia de color verde con una densidad mucho más pesada que un jugo de hiervas.
Sonreí y ella también lo hizo y terminó nuestras miradas tras las palabras que continuarían nuestro ping pong de preguntas y respuestas:
"por eso venías".